La mediación, profesión y forma de entender la vida
Llevar una mediación significa fundamentalmente facilitar la comunicación entre las personas en conflicto a fin de llegar a un acuerdo duradero. Tomas Fiutak, Le médiateur dans l’arène.
Los conflictos son inherentes a la condición humana porque el hombre se mueve por percepciones. “Un conflicto se produce cuando individuos o grupos entran en competición para defender los mismos intereses, guiados por objetivos y/o motivos más o menos incompatibles.” (Thomas Fiutak).
No es necesario que esos objetivos sean incompatibles; basta con que sean percibidos como tales. Uno de los factores que más influyen en esa percepción de incompatibilidad es la deficiente comunicación: el mensaje se va diluyendo o modificando a partir de lo que digo -que muchas veces empieza por no ser lo mismo que lo que tenía intención de decir-, lo que la otra parte oye, lo que está dispuesta a oír, lo que entiende y lo que desea que el emisor crea que ha entendido.
Una vez desencadenado el conflicto, las partes disponen de diversas opciones para hacerle frente, tanto para gestionarlo como para resolverlo. La manera en que se aborda un conflicto depende de varios factores: pueden influir el contexto, la cultura, el carácter, las emociones y la actitud. Todas ellas se traducen en un mayor o menor grado de protagonismo de las partes en su gestión y resolución.
Siendo la mediación un proceso de arraigo relativamente reciente, muchas personas que no están directamente familiarizadas con los métodos alternativos de resolución de conflictos tienen una idea un tanto errónea de ella, siendo habitualmente confundida con el arbitraje o la conciliación.
Pero veamos en primer lugar las diversas opciones que existen para resolver los conflictos, desde la decisión de un juez hasta la pura negociación directa entre las partes.
Lo que un juez decide tiene un poder vinculante y de obligado cumplimiento. Las partes carecen de poder, salvo su eventual derecho a apelar su decisión.
En segundo lugar, el arbitraje, proceso resultante de un acuerdo de las partes en designar voluntariamente a un tercero, y de someterse a su decisión, que también es de obligado cumplimiento.
La conciliación es igualmente un proceso voluntario. El conciliador, que puede ser elegido por las partes, propone soluciones y las partes son libres de aceptarlas o no. Se trata de un acuerdo privado.
La mediación es un proceso que podría asemejarse a una negociación asistida, una búsqueda no violenta de soluciones a percepciones de intereses compatibles. El mediador trabaja con las partes de manera colaborativa en el análisis de conflicto. Dirige el proceso pero son las propias partes las que gestionan sus discrepancias y su forma de alcanzar acuerdos. Es un proceso voluntario, que tanto el mediador como las partes pueden abandonar en el momento que consideren oportuno.
En el caso de la negociación, las partes dialogan, sin intervención de terceros, para consensuar un acuerdo. No hace falta decir que es un proceso voluntario y que las partes tienen la máxima capacidad de decisión.
La mediación se rige por los principios de voluntariedad, confidencialidad, imparcialidad con respecto a las partes y neutralidad con respecto al resultado. Requiere por parte de todos los participantes una gran dosis de creatividad.
El mediador debe reunir una serie de características que lo hagan apto para este complicado trabajo. Hay que tener en cuenta su necesidad de percibir lo posible y guiar a los protagonistas hacia un punto en el que puedan juzgar el valor de un acuerdo mutuo. Hay que ser consciente de que pasará por momentos de tensión frente a los clientes y frente a sus propias tensiones internas. Deberá ser capaz de mover muchos hilos al mismo tiempo, muchas veces con información insuficiente. Una buena dosis de sentido del humor le será de gran ayuda. Saber ganarse la confianza, saber escuchar, ser sensible a los valores ajenos y mantener un lenguaje claro y neutral.
En palabras del mencionado Thomas Fiutak, podríamos resumir la labor del mediador como la de proveer los mecanismos para alentar a las partes a pasar libremente de la desconfianza mutua a una colaboración efectiva.
En la mediación se produce una explosión de emociones que conduce a las partes a tomar conciencia de la realidad del otro; es el momento crucial del proceso, en el que las personas participantes están listas para un cambio de comportamiento, con el objetivo de construir una nueva realidad que ayude a encontrar soluciones.
¿Qué ventajas ofrece la mediación? En primer lugar, la rapidez. En casos de mediación entre empresas, por ejemplo, muchas veces bastan dos o tres sesiones para alcanzar un acuerdo. En segundo lugar, el bajo coste, particularmente comparado con el arbitraje. En tercer lugar, la asunción de responsabilidad en la gestión del conflicto; no se delega a terceros. Por último, y en ocasiones como factor más importante, se preservan las relaciones futuras entre las partes, pues el acuerdo es suyo y así lo han deseado.
La mediación es un canto a la responsabilidad personal, pues las partes se hacen cargo de la gestión del problema; es una apuesta decidida por la inteligencia al servicio de las relaciones humanas; fomenta la autoconfianza, pues transforma el miedo a mostrarse vulnerable en autoestima por ser capaz de gestionar situaciones complicadas. Quien haya participado de alguna manera en una mediación de calidad, difícilmente dejará de aplicar sus técnicas de comunicación en cualquier ámbito de sus relaciones personales y profesionales.