Atrapados en juegos psicológicos: El Triángulo de Karpman
Frente a situaciones controvertidas, el ser humano puede reaccionar de diversas maneras. Cuando no se está lo suficientemente preparado para la gestión de las reacciones, uno de los riesgos más evidentes es el de caer de lleno en el tóxico entramado de juegos psicológicos en el que las partes en conflicto se sienten tan a gusto.
Stephen Karpman nos expone, en su famoso triángulo dramático, los tres roles del nefasto juego: perseguidor, víctima y salvador. Tres diferentes formas de utilizar la manipulación como herramienta de control. El perseguidor, que necesita ser temido, manipula a base de infundir miedo; la víctima, en su necesidad de ser perseguida, echa mano de la culpa; y el salvador, que necesita que le necesiten, es un maestro en el arte de sobornar.
Lo curioso es que los roles son intercambiables y cada uno de los actores puede ir pasando de uno a otro en función de su objetivo del momento, incluso durante una misma discusión.
Todos tenemos a alguien cercano cuyo juego favorito es éste. ¿Lo has identificado ya? Efectivamente, es él. Ahora que ya sabes a qué ha estado jugando durante tanto tiempo, te toca decidir: puedes seguir intoxicándote con el juego o bien tomar la firme resolución de que tu estado de ánimo no lo determinen otras personas.