Autoconocimiento

Autoconocimiento: ¿cuál es nuestra valoración personal?

Es muy común tener la sensación de que podemos ofrecer al mundo mucho más de lo que le damos, de que no se nos exprime lo suficiente. Queremos mejorar en muchos aspectos y tenemos prisa en lograrlo. El problema de ese deseo de inmediatez es que estamos dispuestos a quemar etapas, a costa de errar el rumbo.

Antes de empezar cualquier proceso o formación para la mejora o el crecimiento, y en especial aquéllos que persiguen un incremento del nivel de calidad en la comunicación (ventas, coaching, mediación y otras), es necesario tener claras una serie de cuestiones: ¿Quién soy realmente?, ¿qué quiero llegar a ser?, ¿cuáles son mis puntos fuertes y cuáles son susceptibles de mejora?

¿Nos conocemos bien? ¿Cómo me valoro? ¿Cómo valoro a los demás? Estas preguntas, que pueden sorprender porque damos por sentadas las respuestas, son fundamentales para diseñar la hoja de ruta individual. Cada persona es distinta, y distinto será cada viaje.

Es conveniente empezar por lo que piensa uno de sí mismo, cómo se valora. En definitiva, cuál es el nivel de autoestima. ¿Recuerdas alguna vez en la que hayas querido hacer algo para lo que no estabas preparado y te has negado a pedir ayuda? ¿Qué pensaste? ¿Cómo te sentiste? ¿Qué hiciste? ¿Cómo actuarías si te volvieses a encontrar en esa situación?

La peor soledad es no sentirse a gusto con uno mismo. Mark Twain

Recuerda que debes distinguir lo que eres de lo que eres capaz de hacer. Es necesario distinguir las cualidades incondicionales – soy digno de confianza, honesto- de aquéllas que están ligadas a una actividad -soy un buen abogado, juego muy bien al fútbol, etc.

Otro de los obstáculos que nos imponemos a la hora de valorarnos es condicionar nuestro bienestar a una serie de situaciones que necesitamos para identificarnos: “Me siento bien siempre y cuando…”. ¿Tienes la sensación de que a veces supeditas tu bienestar al cumplimiento de ciertas condiciones? ¿Sabrías identificarlas? ¿Necesitas que esté todo perfecto, controlar a los demás, estar siempre ocupado, ganar en cualquier ocasión? Si te encuentras en alguna de esas situaciones o en cualquier otra semejante, existen ejercicios que permiten convertir las condiciones de valor en declaraciones positivas incondicionales.

Estás siempre contigo mismo; intenta disfrutar de la compañía. Diane von Furstenberg

NeneHilario

Nene Hilario by Keith Allison

Despójate de todo lo que lastre tu autoestima: por muy bien entrenado que estés, no podrás correr bien si llegas a la línea de salida con el traje de calle.

¿Hablamos de tu valoración personal? Como siempre, me tienes a tu disposición para echarte una mano.

Formación y Seguimiento

Formación y Seguimiento. Planificación para alcanzar un alto rendimiento profesional y una vida más plena

Tengo el placer de comunicar que acabo de abrir un nuevo espacio de formación y seguimiento.

formación y seguimiento

¿No tienes demasiado claros tus objetivos personales y profesionales?

¿Tienes la sensación de que no estás dando lo mejor de ti mismo?

¿Te van bien las cosas pero crees que puedes dar un salto cualitativo hacia un rendimiento mayor?

¿Quieres ganar confianza y comodidad para gestionar situaciones de conflicto?

¿Te gustaría sentirte más firme, justo y seguro cuando te comunicas con los demás?

Estaré encantado de ayudarte a:

1- Identificar los objetivos de vida y profesionales

2- Descubrir de tu potencial para sacar el mejor partido de él

3- Poner en práctica las habilidades de comunicación que facilitan el crecimiento

4- Gestionar las situaciones conflictivas

– Sesiones individuales y grupales de formación y acompañamiento (hasta 6 personas) Duración: 90 minutos

Seguimiento presencial o a distancia.

Para información detallada, puedes pedir cita o utilizar los siguientes contactos:

jsalvat@mediacionycoaching.com

Móvil: 652 92 80 66

Te deseo un feliz y apasionante viaje de crecimiento personal.

¡A por ello!

Valores y Objetivos

Tus valores como soporte de tus objetivos

Identifica lo que deseas, trabaja para conseguirlo y valóralo cuando lo tengas. Nora Roberts

Todos hemos tenido, en algún momento de nuestra vida, un sueño, algo que suponemos que va a llenar de satisfacción nuestras vidas. No todos, sin embargo, hemos sido conscientes de que un sueño, no por el mero hecho de existir, se vaya a hacer realidad.

Para que un sueño se convierta en algo real debe revestirse de una serie de cosas, fundamentalmente de un plan de acción y de unos plazos. A partir de ese momento alcanza la categoría de objetivo.

Los objetivos pueden ser algo que queremos ser, hacer o tener. También los podemos clasificar en objetivos de realización, de abandono de una conducta o actitud, o de un simple cambio.

A los que están familiarizados con los procesos de coaching, les sonará aquello de que los objetivos, para ser sólidos y tener probabilidades de cumplimiento, deben ser concretos, medibles, alcanzables, realistas y dotados de plazos de ejecución. Si bien todo ello es cierto -y estoy totalmente de acuerdo en que dichas premisas son efectivamente condiciones necesarias-, para darle más oportunidades de éxito, al objetivo le conviene añadirle un plus.

Sin llegar a ser plenamente consciente de ello, en muchas ocasiones los objetivos no nos lo marcamos nosotros mismos, sino por alguien del entorno, ya sea familiar o profesional. No entro a hacer un juicio de intenciones -que a priori supongo honestas-, pero la experiencia me ha mostrado repetidamente que el titular del objetivo no siempre es la misma persona encargada de perseguirlo.

En el ámbito del deporte de formación, por ejemplo, es muy común que el anhelo de alcanzar una carrera exitosa sea más un objetivo de los padres que del propio deportista. Ocurre también en el mundo de la empresa, cuando los objetivos de un empleado o de un equipo son más impuestos que consensuados. En ambos casos, parece que el lema del protagonista sea “Debería…”, “Tengo que…”, “Me han dicho que…”, etc. El resultado es una falta de pasión que repercute en el rendimiento, y dificulta enormemente el cumplimiento del objetivo.

La gente no es perezosa, simplemente tiene objetivos impotentes; es decir, objetivos que no le inspiran. Anthony Robbins

¿Qué falta en estos casos? Nada menos que una verdadera conexión emocional a la hora de establecer nuestras metas. Y esa conexión es la que permite que nuestras habilidades afloren y nos otorguen más probabilidades de éxito en la tarea. Los objetivos deben estar alineados con los valores y principios que nos inspiran. Si no es el caso, corremos el riesgo de ir hacia un futuro estéril.

Valores, hábitos y conductas se refuerzan mutuamente, y lo esencial es que estén alineados porque, de lo contrario, se reforzarán igualmente pero en sentido negativo. Por valores entendemos aquí todo aquello que es importante acerca de ese objetivo en concreto, lo que nos engrandece como personas al lograrlo. Las actitudes deben ser un soporte para los valores y viceversa. Tener una buena consideración hacia uno mismo y hacia los demás ayuda enormemente a tener una buena actitud.

Antes de marcarse un objetivo, cuando nos encontramos todavía en el ámbito de las ideas o deseos, vale la pena hacerse unas cuantas preguntas que nos serán de gran ayuda para identificarlo y saber si vale la pena ir a por él, o por el contrario lo dejamos tranquilo en el mundo de las ideas.

¿Qué significaría para mí lograr ese objetivo? ¿Cómo creo que te voy a sentir si lo logro? ¿Qué valores lo respaldan? ¿Cuáles de mis actitudes me serán de ayuda para conseguirlo? ¿Qué siento cuando pienso en él? ¿Qué me está diciendo mi intuición? ¿Estoy realmente decidido a alcanzarlo? ¿Qué obstáculos pueden aparecer en el camino? ¿Cuáles son mis puntos fuertes?

Éstas son las preguntas relacionadas con la inteligencia emocional que debe acompañar a los requisitos generales que comentábamos más arriba.

Objetivo con Inteligencia Emocional = Pensamientos + Sentimientos + Acción

¿Te atreves a hacer una lista de cosas que te gustaría lograr? ¿Te sientes capaz de identificar tus valores para conectar con tus objetivos y poder aplicar la inteligencia emocional necesaria para alcanzarlos? ¡Adelante! Y si necesitas ayuda, ya sabes dónde encontrarme.