Aprendiendo del nuevo contexto
Bien, ya tenemos aquí un nuevo contexto. Si muchos estábamos clamando por una nueva manera de gestionar el mundo, nos acaban de poner las bases de una manera mucho más abrupta y rápida de lo que podríamos esperar. Ha llegado la hora de tomar una serie de decisiones que determinarán nuestro futuro y el de las generaciones por venir.
En el mundo -o en una inmensa parte de él- acaba de sonar la sirena que indica el momento de detenerse, pero todavía no sabemos si se trata de la hora del recreo o del cierre de la escuela. Aunque no creo que tardemos mucho en averiguarlo. Además, dependerá principalmente de la voluntad de los alumnos.
Una de las primeras cosas que nos llama la atención tras unos días de obligada parada es la respuesta inmediata de la naturaleza: aire más limpio, con la capa de ozono reducida a niveles de hace treinta años, y ríos y costas repobladas de peces. Es impresionante su respuesta cuando la dejamos un momento en paz. La lección de resiliencia que nos ofrece la naturaleza debería ser un ejemplo y una enseñanza para los humanos.
La respuesta que estamos dando no es precisamente un ejemplo de liderazgo. Cada país va por libre en la toma de medidas y dentro de cada país parece que lo que prevalece es la lucha por acceder a él o por mantenerlo. Y cuando hay una alternancia en el poder, lo único que cambia son los protagonistas. Los intereses y necesidades de la ciudadanía quedan relegados a un segundo plano. ¿De qué sirve entonces la alternancia que nos permite el sistema democrático? Da la sensación de que lo importante no es adónde nos dirigimos, sino quién maneja las riendas del carro.
Divide y vencerás, dice el político; une y lidera, dice el sabio. Johann Wolfgang von Goethe
Desgraciadamente no se ven demasiadas pistas sobre una nueva forma de liderar. La actual situación nos está diciendo que esto va de un cambio de prioridades, y ese cambio requiere a su vez cambios en la manera de gestionar grupos, equipos, empresas y países.
El asunto es urgente y como para todo lo urgente que, además, es importantísimo, se precisa una profunda reflexión sobre los resortes a mover para lograr un cambio. Ya vamos tarde para algunos adultos, pero las nuevas generaciones, a las que ya les hemos dejado un mundo tambaleante, necesitan y merecen disponer de herramientas para estar bien equipados.
Además de la vital formación en valores que se deben mamar en la familia, repasemos las materias que forman parte del currículo escolar. Junto a las materias clásicas (matemáticas, física, química, literatura, gramática), indispensables para el bagaje técnico, echamos en falta otras que el alumno va a necesitar sí o sí a lo largo de su vida: nociones básicas de Economía, de Derecho (¡ay, ese desconocimiento de las reglas del juego!) y algo recientemente denostado por nuestras autoridades: la filosofía; parece que hay un miedo atroz a que se aprenda a pensar y lo quieran sustituir por aprender a qué pensar.
Un líder necesita ser un campeón de las llamadas habilidades sociales, las conocidas como soft skills. ¿De qué le van a servir los conocimientos técnicos si no sabe comunicar con eficacia, entender las preocupaciones de los demás, trabajar en equipo, ser flexible, adaptable, creativo, innovador y ético? Sí, a liderar se aprende. Uno puede nacer con una cierta predisposición a la función de liderazgo, pero, como todo talento, ser un buen requiere mucha formación y trabajo de pulido. En este sentido me preocupa mucho más la falta de disposición a aprender a liderar que la capacidad de hacerlo, que doy por supuesto que existe en mayor o menor medida.
El reto es mayúsculo porque, además de doméstico, es planetario. Hacen falta líderes, no solo en cantidad, sino también en cantidad. Y deberán ser capaces de trabajar de manera coordinada rápida y honesta.
Un nuevo juego se nos acaba de poner sobre el tapete y habrá que tomar la decisión de si estamos dispuestos a aprender sus reglas o nos ponemos directamente a la tarea de ir adaptando a la nueva situación las excusas que siempre tenemos preparadas en nuestra manga.